Aún recuerdo aquella historia, llevaba mucho tiempo trabajando en aquel hospital, probablemente ese extraño suceso cambio mi infeliz vida para siempre. Caminaba por los pasillos del hospital pensando en todas las personas que había atendido en la mañana y en la tarde.
Me costó bastante acostumbrarme al sistema que utiliza este hospital con los pacientes, debido a que en el momento que los pacientes se internan, se les coloca una pulsera en la muñeca de diversos colores, un ejemplo para que me puedan entender, el negro se utiliza cuando la persona acaba de fallecer.
Un día salí bastante triste de mi turno, producto a que no le puede salvar la vida a uno de mis pacientes, su enfermedad estaba bastante avanzada, ya nada se podía hacer.
Entre en el elevador, triste por lo ya mencionado y dentro del elevador había otra persona, casualmente nos pusimos a conversar para romper el hielo mientras el elevador descendía, cuando este, de repente se detiene en el sexto piso y abre sus puertas.
Vi a un mujer que estaba a punto de entrar, entonces, apreté rápidamente la el botón para que la puerta se cerrara y el elevador siguiera su curso.
Muy sorprendida la mujer que me acompañaba me regaño por lo que había hecho, no paraba de regañarme y avergonzarme. Para que dejara de regañarme le dije:
“Aquella mujer murió mientras yo la operaba… ¿No te diste cuenta de la pulsera negra que traía en su muñeca?”, la mujer sonrió, levanto su brazo y me dijo: “¿Una pulsera como esta?”
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